La transgresión en Ramón María del Valle-Inclán


La propuesta radical de Valle-Inclán se basa en la construcción de unos dramas violentos, inquietantes y misteriosos, donde se recrea con todas sus posibilidades el espectro de lo siniestro. Ningún autor de la época llega tan lejos en la utilización y exhibición de lo siniestro en el teatro en España. En este ciclo de teatro bárbaro Valle-Inclán recrea y combina de forma genial lo sublime, lo siniestro y lo grotesco creando un universo dramático de fuerzas antitéticas como el amor y la muerte, lo espiritual y lo carnal, la pureza y la degradación. 
Un buen ejemplo de ello lo tenemos en la escena segunda de la jornada séptima de "Águila de blasón" 1907, donde Valle-Inclán nos deleita con una de las escenas más perturbadoras de su teatro. Cara de Plata y su hermano roban un cadáver del cementerio con la intención de vender su esqueleto, para ello deben despojarlo de la carne que aún le queda. Lo trasladan a la casa de la amante de Cara de Plata para realizar la operación, pero mientras uno de los dos hermanos introduce en un caldero con agua hirviendo el cadáver, Cara de Plata hace el amor con su «horrorizada» amante, en una combinación perversa de erotismo y muerte, de terror y repugnancia, de atracción y repulsión. La escena es sumamente transgresora, inconcebible dentro del teatro burgués de la época.