Ecos
Hay canciones que, más allá de su propia melodía, tienen vida propia. La
música tiende a excitar la imaginación de la gente desde tiempos muy
remotos, y las creencias supersticiosas, las malas interpretaciones o
sencillamente las anécdotas que rodean su creación hacen que ciertas
piezas musicales generen en torno a sí sus propias leyendas, rumores y
habladurías. En algunos célebres casos están rodeadas de polémica por la
inclusión de supuestos mensajes satánicos ocultos, en otros casos —se
decía— son canciones cuya grabación recogía el supuesto asesinato en
directo de una persona… o que directamente provocaban la muerte del
oyente. Otras canciones están ligadas a leyendas más inofensivas e
incluso intrascendentes, pero que aun así han despertado durante décadas
discusiones entre los fans para decidir si determinado título estaba o
no inspirado por un banco, o si determinada canción estaba dedicada a un
perro, o si determinada melodía era una pieza clásica interpretada al
revés. Y aún hay otras grabaciones que, lejos de arrastrar populares
leyendas urbanas, tienen detrás una historia sorprendente que poca gente
conoce.